miércoles, 17 de abril de 2013

Las imprentas seguirán elaborando facturas, al menos hasta el 2015



En el primer trimestre de este año, la imprenta artesanal de Daniel Chalén bajó sus ventas en un 40% en relación al mismo periodo del 2012. Su negocio familiar, con más de tres décadas de experiencia, mantiene su actividad económica gracias a la impresión de facturas. De cada 10 dólares que le ingresan, dice, $ 8 corresponden a la demanda de esos documentos.
Sin embargo, la producción de esos comprobantes se redujo desde el anuncio que hizo la administración tributaria de implementar paulatinamente la facturación digital, que empezará por las grandes compañías que operan en el país.
Según Chalén, eso desestimuló también a las medianas y pequeñas empresas porque se preveía que a partir del 2014 sería obligatorio para ellas. De diez a quince pedidos diarios, pasó a tener solo entre dos y tres solicitudes, asegura.
La misma situación enfrentó desde finales del año pasado Miguel Gómez, gerente de la empresa Mi Gráfica, cuyas ventas también han disminuido, aunque no precisa el porcentaje. "Los clientes no nos han hecho muchos pedidos porque temen que las disposiciones del Gobierno cambien y los obliguen en corto tiempo a facturar por Internet y se queden con los papeles", explica.
Es por este tema que representantes de la Asociación Artesanal de Profesionales de Artes Gráficas del Guayas se reunieron la tarde del lunes con el titular del Servicio de Rentas Internas (SRI) en Litoral Sur, Juan Manuel Avilés.
En el encuentro recibieron una buena noticia. Al menos por un tiempo. Allí el SRI les precisó que la facturación digital no será obligatoria para las pequeñas y medianas empresas desde el 2014 y que se prevé la elaboración de un calendario que fijará los plazos de aplicación a partir del 2015.
Para la noche de ayer estaba prevista una reunión de la directiva de la Asociación Artesanal de Artes Gráficas para analizar la situación del gremio respecto a sus ventas y establecer nuevos planteamientos al SRI. El síndico del grupo, Miguel Peralta, asegura que están más tranquilos porque la autoridad tributaria ha comprendido su realidad y les ha dado más tiempo para coordinar estrategias.
Hasta tanto Chalén sabe que a largo plazo su negocio familiar tendrá que incursionar en otros mercados o diversificar su producción. "La rentabilidad ha bajado. En el 2010 las ventas anuales bordeaban los $ 140 mil, pero el año pasado obtuvimos solo 90 mil dólares".

Fuente: Diario Expreso

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